Sanar es renunciar y renunciar es evolucionar.
Desde el ámbito terapéutico acompañamos a diario a diversas personas en su proceso de evolución personal a través de nuestros servicios.
Hoy me apetecía compartir un denominador común que siempre nos encontramos en todos los procesos de terapia y del cual realmente las personas no son conscientes.
Cuando la gente llega a nosotros es porque ha ocurrido algún suceso en su vida que les hace frenar. Ya sea mediante una enfermedad, problema emocional, energético o personal. La situación siempre se da a raíz de un movimiento, lo que a mí me gusta denominar como, pruebas Álmicas, pues así lo son.
¿Qué quiere decir esto?
Pues es sencillo, nace un movimiento para que pongas el foco de atención en algo que has estado ignorando y la vida te lo va diciendo con diferentes avisos, hasta que hay uno que es el qué te hace frenar y observar que es lo que está ocurriendo.
En el momento en el que frenamos es cuándo recibimos la información de nuestro proceso, ya sea mediante un servicio terapéutico u otro recurso y en ocasiones son incluso varias las fuentes que nos pueden hacer llegar esta información. A veces ya lo intuíamos o nos lo habían comunicado previamente pero no le dimos el valor o la importancia necesaria en el pasado.
Y esta información siempre trae consigo dos posibilidades la de sanar mediante un proceso terapéutico y su derivado cambio y guía que nos proporciona nuestro terapeuta, que nos hará tomar conciencia y poner luz en esa oscuridad que nos impedía avanzar. O por otro lado, no hacernos cargo y quedarnos como estábamos.
Es curioso porque la mayoría de la gente está dispuesta a hacerse cargo, hasta un punto.
Es decir: sácame de mi zona de confort pero un poquito, hasta donde me siga sintiendo a gustito y tenga todo bajo control.
Se teme el vértigo de lo desconocido, se teme el desvanecimiento de estructuras mentales que nos aportaban falsas seguridades, aunque realmente somos conscientes de que son excusas que reflejan nuestras propias limitaciones.
Es lícito y está bien no hacerse cargo, pues cada uno es responsable de su propia vida y su propia evolución. Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a juzgar, presionar o decidir sobre los procesos evolutivos que no sean propios.
Nosotros como terapeutas somos muy conscientes de esta información y es por ello que siempre acompañamos con amor, sea cual sea la decisión de la persona.
El problema se presenta cuando dentro del círculo cercano hay otros miembros que se sienten con el derecho de decidir e incluso imponer, sobre los procesos ajenos haciéndolos propios, mostrando así también sus propias sombras ignoradas. Esto nos ocurre frecuentemente con familiares directos, como por ejemplo, pueden ser madres intentando forzar la evolución de un hijo que ha decidido que no es su momento o juzgando e impidiendo que se de él cambio que está en proceso, pues les molesta porque resuena en sus propios procesos, aún sin sanar.
Realmente sanar es evolucionar, pero para ello hay que renunciar.
Renunciar a nuestra zona de confort, renunciar a las limitaciones, renunciar a los juicios y miedos.
Pero sobre todo renunciar al falso control que creíamos tener sobre nuestra vida.
Y esta renuncia siempre viene de la mano de grandes cambios y con ello desapego.
Ya sea a nivel: laboral, escolar, familiar, amistades, compañeros, etc…
Yo siempre planteo las mismas preguntas:
¿A qué estás dispuesto a renunciar?
¿Qué estás dispuesto a perder?
Porque sí, la mayoría de las veces el avanzar implica dejar atrás aquello que ya no resuena en el tiempo presente y nos impide continuar hacia el futuro, aquello que nos hace enfermar y nos impide realizar un cambio.
El problema surge cuando nos aferramos y no estamos dispuestos a perder, por el miedo a no saber lo que ocurrirá.
Y está bien, es una decisión personal.
Pero entonces no sanas, no evolucionas.
Porque evolucionar es cambiar, sanar y poner luz en los rincones más oscuros de nuestra Alma, que justamente son aquellos que mas duele observar.
¿Qué es lo más importante en tu vida?
Deberías de ser tú.
¿A qué estás dispuesto a renunciar para evolucionar?
Realmente nos encontramos en continuos procesos evolutivos y en ocasiones en estos procesos aparecen seres con la finalidad de acompañarnos en nuestra evolución, en muchas ocasiones cuando en un proceso terapéutico me piden información, pregunto previamente :
¿Quieres conocerla? Pues quizás no estás dispuesto a oírlo.
Siempre te dicen que sí.
Y cuándo te preguntan como ves tu su problema, vuelves a preguntar si quieren la respuesta y «obviamente» te dicen que quieren esa información.
Y luego, silencio…
Me suelen decir: Alma, eres muy directa.
Y yo respondo: la vida lo es.
Nunca se te presenta nada que no puedas sostener. Porque entonces no te ocurriría. Y por muy duro que parezca o por mucho miedo que dé ahora mismo eres capaz, confío plenamente en ello.
Y en realidad avanzar no es más que un salto, un salto desde la fe más absoluta, al más oscuro de los abismos.
Es curioso, pues nosotros también somos humanos y tenemos nuestros propios procesos personales, como profesional no puedo acompañarte en un ámbito en el cual no tengo experiencia personal adquirida mediante una vivencia previa.
Y día a día me enfrento a mis propios abismos y salto a la más infinita incertidumbre. Con la fe de renacer alzando el vuelo.
Así que una vez más recuerda: No estás solo pues todos tenemos nuestros propios abismos y está bien sentarse a observar al igual que está bien avanzar.
Pues solo nosotros somos dueños de nuestro destino mediante nuestras decisiones, o eso creemos.
Te contaré un secreto, vas a saltar. Pero cuándo sea tu momento
✨❤️✨
Y si alguien te aferra para no hacerlo o al contrario te empuja al abismo, calma… Todo ocurre por algo.
Agradece el aprendizaje, pero sobre todo reflexiona sobre tomar las propias riendas de tu vida, libre de limitaciones externas. A ninguna edad, nadie absolutamente nadie, ni tan siquiera nuestra familia tiene derecho a decidir sobre nuestros propios procesos personales evolutivos.
Te recomiendo disfrutar de este breve viaje que es la vida terrenal ?
Hasta aquí, la reflexión de hoy.
Con amor, te envío toda mi luz y fuerza para afrontar el próximo eclipse
Alma ✨✨✨